La resurección del Trabi

[Sopmac]

El 'Trabant', una leyenda de la antigua República Democrática Alemana (RDA), ha resucitado en el Salón del Automóvil de Frankfurt. El pequeño Trabi ha regresado como proyecto, bajo la forma de un atractivo, pero caro, coche eléctrico, con una batería en lugar de su ruidoso y contaminante motor de dos tiempos, una autonomía de 160 kilómetros y una velocidad máxima de 130 km/h. "Lo concebimos como segundo coche y utilitario de ciudad", explica su fabricante, Ronald Gerschewski. Costará 20.000 euros, si la empresa consigue un inversor que ponga los 30 millones necesarios para hacerlo realidad.



El parque móvil de la antigua RDA estaba dominado por dos marcas nacionales, Trabant y Wartburg, y dos soviéticas de la fábrica de Gorki, los Volga y los Zhiguli (versión del Seat 124 de los años setenta). La alta partitocracia alemana oriental utilizaba marcas occidentales: algunos Citroën de gama alta y, sobre todo, Volvo, de ahí que el barrio residencial de la nomenclatura, Pankow (nordeste de Berlín), fuera conocido irónicamente como Volvogrado. Pero el coche más popular era, sin duda, el Trabant.



El Trabi era el utilitario por excelencia y en la RDA desempeñó el papel del Seat 600; fue el símbolo de una motorización privada de masas. Dominaba las colas de regreso del fin de semana en las carreteras de acceso a Berlín. Con sus remolques a cuestas, era mayoritario en las caravanas estivales de veraneantes germano-orientales hacia los populares destinos de Checoslovaquia y Hungría. Se vendía muy poco fuera de la RDA, por lo que ver en los años 80 un Trabant en cualquier carretera del bloque del Este era signo casi seguro de tener a la vista a un turista de la RDA.



Los alemanes orientales eran los ciudadanos del Este más viajeros. A mediados de los 80, si en la Alemania occidental el 65% de los ciudadanos se iba de viaje en vacaciones, en la RDA era el 70%. Ya en 1968 veranearon más alemanes occidentales en el extranjero (65%) que en Alemania. En la RDA la proporción era menor, pero con los años, el viaje privado en coche propio se hizo más y más común. El Trabi fue el principal medio y la diferencia eran los destinos. El muro (1961) los limitó. Si ya incluso antes de la Segunda Guerra Mundial los pocos alemanes que salían del país en verano solían viajar a los Alpes, Escandinavia o al Mediterráneo, en la RDA todo eso quedó fuera del radio de acción de los Trabant por razones políticas. No hubo más remedio que viajar por el bloque. El principal destino era Hungría –donde el lago Balaton era en verano casi un lago alemán oriental–; Checoslovaquia, por la proximidad, y también Polonia o las playas del mar Negro de Rumanía y Bulgaria. La URSS y Cuba se reservaban al turismo organizado. El Trabi nunca llegó allí, ni siquiera como artículo de exportación.

http://www.lavanguardia.es/internacional/noticias/20090918/53786919978/alemania-resucita-el-mitico-utilitario-trabant-rda-checoslovaquia-berlin-republica-democratica-alema.html

Saludos.

[ainda]

pues no es por nada, pero salvo para un par de nostálgicos, se los van a comer con patatas. es feo, caro y poco práctico.